domingo, marzo 30, 2008

La Muerte Ronda...Hotmail

¿Nunca habéis recibido un mail que aseguraba vuestra muerte si no se lo mandabais a 10 contactos? Pues fijaos lo que son las cosas, después de tanto tiempo pensando que eso eran tonterías y sandeces hemos conseguido estas imágenes inéditas sobre la verdad.



Un Abrazo Gente

viernes, marzo 28, 2008

Equipo Calorías, ¿supervillanos?

Un nuevo grupo revolucionario amenaza nuestras vidas dentro de la sociedad Light en la que vivimos.



Un Abrazo Gente

miércoles, marzo 26, 2008

26

Como cada año, la suma de dias llega a 365 y como una gran losa del cielo, cae sobre mi espalda un año más. La gente no entiende eso de que no me guste celebrar el cumplir años, mientras que para unos es motivo de alegría por los regalos y por un montón de gente que se acuerde de ti, para otra minoría en la que me incluyo, es una pesadez. El que se acuerde la gente de que soy un año más viejo y me llame con el único motivo de recordármelo…lo siento pero no me convence para calificar este día como alegre.
Y según pasan los años me voy dando cuenta de que cada año es especialmente viejuno a su manera. Si el año pasado reflexionaba sobre las cosas que no tenían ni un cuarto de siglo y estaban ya en la papelera, este año me doy cuenta de que para los bancos dejo de ser joven…seréis cabrones.

Así es, con 26 años ya dejas de ser joven para los bancos y se acaban algunas ventajas, pocas la verdad, pero el que ya no me consideren joven, con lo lozano y altivo que soy, me jode. La verdad es que solo eres consciente de estas cosas cuando ya no las tienes y ahora mismo me siento un poco como Gandalf diciendo: ¡Aprovecharlo insensatos!

Pero aun así me resulta curioso como te califica la gente o las instituciones. Si hablas con alguien que es mayor que tu (aunque sea un día), te dirá que estas hecho un chaval, si hablas mas pequeño, aunque sea un día, te dice que estas viejo, con el consuelo de que a este ultimo ya le llamaras recondénselo mañana. Con las instituciones es igual, mientras que para el metro de Madrid deje de ser joven a los 21, para el programa de alquiler aun me quedan muchos años de juventud y para los bancos deje de serlo hoy. Me resulta curioso.

Luego están los que dicen que la juventud esta en el espíritu… sin comentarios, dejare que pasen unos años y esperare por estos lares a que el tiempo te haga darte cuenta de tu error. Esa frase si que es un síntoma de juventud, pero por la insesated o la inocencia que implica.

¿Qué es la juventud? Ahora viéndolo desde otro ángulo, creo que es el no tener hipoteca, ni curro, ni deudas, ni novia, ni un sin fin de preocupaciones. Así que con esa conclusión me voy a dormir, para unos dejare de ser joven por un numero que cuelga de mi DNI, para otros seguiré siento joven por que ellos son jóvenes, para otros seré viejo por que los jóvenes son ellos, pero al final lo que importa es lo que piense yo. Y sinceramente, creo que 26 es otro número.

Un abrazo Gente.

Nuevos hornos con seguridad.

En casa siempre nos han gustado los truchos y hoy os presentamos una nueva visión del hombre de Balay, ¡huy perdón! quería decir Falay.




Un abrazo Gente

Llega Monchito


domingo, marzo 23, 2008

Metro de Madrid. Grite más alto, que soy idiota. (Parte 1)

Yo ya no suelo comprar los billetes de metrobús en las taquillas. Total, se que ni la taquillera ni la máquina me van a dar los buenos días. Pero la máquina al menos tiene excusa.

Así que compro en máquina. Viendo las últimas estaciones, está claro quién lleva las de perder. Espero que no se olviden de que para arreglar máquinas hacen falta seres humanos. Hemos avanzado mucho, pero no tanto. Las máquinas no son independientes aún. Es uno de los grandes atrasos de la humanidad. Eso, y que nadie haya inventado aún como narices devolver el cambio en las máquinas en billetes. ¿Hasta cuando ese atraso? ¿Podemos poner a un hombre en la luna pero no dar cambio de cincuenta en billetes, sino en monedas? Yo estoy segura de que la tecnología existe.

Pues eso. Las máquinas. Adorables conjuntos de cables, placas, botones y colores que tratan de hacernos la vida más fácil. ¿Pero puede una máquina mostrar la misma sensibilidad que un ser humano? No. ¡Ja! Ahí llevamos ventaja. No porque podemos mostrar sensibilidad, sino porque nosotros si podemos imitarlas y no mostrar ninguna empatía. De hecho, algunos funcionarios ya lo hacen así. No lo hacen porque sean bordes, no se dejen engañar. Cuando usted explique al funcionario que ha tenido que dejar a su bebé enfermo en casa, al cuidado de su madre octogenaria, enferma también, que realmente no puede pedir otro día libre o de asuntos propios en el trabajo porque su jefe le ha amenazado sutilmente que como vuelva faltar le pone en la puta calle, y que si no podría saltarse por una vez la reglamentación, y sacar la fotocopia él mismo del original al que le falta, y él deniegue la petición con la cabeza, ya le digo, no se deje engañar, porque estará derramando ríos de lágrimas por dentro. Pero forma parte de un experimento del gobierno, que busca preparar a la población ante el trato con máquinas.

Esta falta de sensibilidad de las máquinas tiene su máximo exponente en las expendedoras de billetes del metro. Todos sabemos ya usarlas. ¿Quién no, esperando a alguien en el metro, ha experimentado su uso? Si lo han hecho, habrán observado que, aparte del funcionamiento normal, hay un funcionamiento fácil. Es el funcionamiento que yo denomino “grite más alto que soy tonto”. Si alguna vez ha pulsado ese botón, sabrá que la ***** de la máquina se pone a hablar en voz alta, indicándote los pasos a seguir. Se nota que es de fábrica española, porque sigue el mismo mecanismo que los españoles con los extranjeros: si el guiri no entiende, grite que seguro que entonces comprende el español. Y así es. Quizás es que soy muy quisquillosa, pero me da que incluso cuando te indica los pasos lo hace con tonito de superioridad:”A ver, seleccione el billete; se lo repito, el billete. Ya sabe, el ticket, perdón, el papelito duro que sirve para viajar”. La reacción al pulsar el botón es siempre la misma: incrustar el dedo en el cristal, en la esquina inferior, donde el botón “cancelar”, repetidas veces, y mirar alrededor. No hace falta. Ya todo el mundo sabe que es usted imbécil. Para solucionarlo hay quién incluso saca un billete, a pesar de tener uno recién comprado, a través del modo normal de la máquina. No hace falta. Todo el mundo que pensó que era usted idiota ya ha desaparecido. Esto es Madrid. Aquí no se para.

Sin embargo, esta experiencia sirve para que usted haga pasar por tonto a cualquier amigo que no sepa la existencia del modo fácil. Sólo tiene que animarle a pulsar el botón. Disfrute.

Un abrazo gente (By Lupe)